martes, noviembre 04, 2008

miércoles, abril 16, 2008

jueves, abril 10, 2008

Esos locos que corren

Yo los conozco.
Los he visto muchas veces.
Son raros.
Algunos salen temprano a la mañana y se empeñan en ganarle al sol.
Otros se insolan al mediodía, se cansan a la tarde o intentan que no los atropelle un camión por la noche.
Están locos.
En verano corren, trotan, transpiran, se deshidratan y finalmente se cansan... sólo para disfrutar del descanso.
En invierno se tapan, se abrigan, se quejan, se enfrían, se resfrían y dejan que la lluvia les moje la cara.
Yo los he visto.
Pasan rápido por la rambla, despacio entre los árboles, serpentean caminos de tierra, trepan cuestas empedradas, trotan en la banquina de una carretera perdida, esquivan olas en la playa, cruzan puentes de madera, pisan hojas secas, suben cerros, saltan charcos, atraviesan parques, se molestan con los autos que no frenan, disparan de un perro y corren, corren y corren.
Escuchan música que acompaña el ritmo de sus piernas, escuchan a los horneros y a las gaviotas, escuchan sus latidos y su propia respiración, miran hacia delante, miran sus pies, huelen el viento que pasó por los eucaliptos, la brisa que salió de los naranjos, respiran el aire que llega de los pinos y entreparan cuando pasan frente a los jazmines.
Yo los he visto.
No están bien de la cabeza.
Usan championes con aire y zapatillas de marca, corren descalzos o gastan calzados.
Traspiran camisetas, calzan gorras y miden una y otra vez su propio tiempo. Están tratando de ganarle a alguien.
Trotan con el cuerpo flojo, pasan a la del perro blanco, pican después de la columna, buscan una canilla para refrescarse... y siguen.
Se inscriben en todas las carreras... pero no ganan ninguna.
Empiezan a correrla en la noche anterior, sueñan que trotan y a la mañana se levantan como niños en Día de Reyes.
Han preparado la ropa que descansa sobre una silla, como lo hacían en su infancia en víspera de vacaciones.
El día antes de la carrera comen pastas y no toman alcohol, pero se premian con descaro y con asado apenas termina la competencia.
Nunca pude calcularles la edad pero seguramente tienen entre 15 y 85 años. Son hombres y mujeres.
No están bien.
Se anotan en carreras de ocho o diez kilómetros y antes de empezar saben que no podrán ganar aunque falten todos los demás.
Estrenan ansiedad en cada salida y unos minutos antes de la largada necesitan ir al baño.
Ajustan su cronómetro y tratan de ubicar a los cuatro o cinco a los que hay que ganarles.
Son sus referencias de carrera: "Cinco que corren parecido a mí". Ganarle a uno solo de ellos será suficiente para dormir a la noche con una sonrisa.
Disfrutan cuando pasan a otro corredor... pero lo alientan, le dicen que falta poco y le piden que no afloje.
Preguntan por el puesto de hidratación y se enojan porque no aparece.
Están locos, ellos saben que en sus casas tienen el agua que quieran, sin esperar que se la entregue un niño que levanta un vaso cuando pasan.
Se quejan del sol que los mata o de la lluvia que no los deja ver.
Están mal, ellos saben que allí cerca está la sombra de un sauce o el resguardo de un alero.
No las preparan... pero tienen todas las excusas para el momento en que llegan a la meta.
No las preparan...son parte de ellos.
El viento en contra, no corría una gota de aire, el calzado nuevo, el circuito mal medido, los que largan caminando adelante y no te dejan pasar, el cumpleaños que fuimos anoche, la llaga en el pie derecho de la costura de la media nueva, la rodilla que me volvió a traicionar, arranqué demasiado rápido, no dieron agua, al llegar iba a picar pero no quise.
Disfrutan al largar, disfrutan al correr y cuando llegan disfrutan de levantar los brazos porque dicen que lo han conseguido.
¡Qué ganaron una vez más! No se dieron cuenta de que apenas si perdieron con un centenar o un millar de personas... pero insisten con que volvieron a ganar. Son raros. Se inventan una meta en cada carrera.
Se ganan a sí mismos, a los que insisten en mirarlos desde la vereda, a los que los miran por televisión y a los que ni siquiera saben que hay locos que corren.
Les tiemblan las manos cuando se pinchan la ropa al colocarse el número, simplemente por que no están bien. Los he visto pasar.
Les duelen las piernas, se acalambran, les cuesta respirar, tienen puntadas en el costado... pero siguen.
A medida que avanzan en la carrera los músculos sufren más y más, la cara se les desfigura, la transpiración corre por sus caras, las puntadas empiezan a repetirse y dos kilómetros antes de la llegada comienzan a preguntarse que están haciendo allí.
¿Por qué no ser uno de los cuerdos que aplauden desde la vereda?
Están locos.
Yo los conozco bien.
Cuando llegan se abrazan de su mujer o de su esposo que disimulan a puro amor la transpiración en su cara y en su cuerpo.
Los esperan sus hijos y hasta algún nieto o algún abuelo les pega un grito solidario cuando atraviesan la meta.
Llevan un cartel en la frente que apaga y prende que dice "Llegué -Tarea Cumplida".
Apenas llegan toman agua y se mojan la cabeza, se tiran en el pasto a reponerse pero se paran enseguida porque lo saludan los que llegaron antes.
Se vuelven a tirar y otra vez se paran porque van a saludar a los que llegan después que ellos. Intentan tirar una pared con las dos manos, suben su pierna desde el tobillo, abrazan a otro loco que llega más transpirado que ellos.
Los he visto muchas veces.
Están mal de la cabeza.
Miran con cariño y sin lástima al que llega diez minutos después, respetan al último y al penúltimo porque dicen que son respetados por el primero y por el segundo.
Disfrutan de los aplausos aunque vengan cerrando la marcha ganándole solamente a la ambulancia o al tipo de la moto.
Se agrupan por equipos y viajan 200 kilómetros para correr 10. Compran todas las fotos que les sacan y no advierten que son iguales a las de la carrera anterior.
Cuelgan sus medallas en lugares de la casa en que la visita pueda verlas y tengan que preguntar.
Están mal. -Esta es del mes pasado- dicen tratando de usar su tono más humilde. -Esta es la primera que gané- dicen omitiendo informar que esa se la entregaban a todos, incluyendo al que llegaba último y al inspector de tránsito.
Dos días después de la carrera ya están tempranito saltando charcos, subiendo cordones, braceando rítmicamente, saludando ciclistas, golpeando las palmas de las manos de los colegas que se cruzan.
Dicen que pocas personas por estos tiempos son capaces de estar solos -consigo mismo- una hora por día.
Dicen que los pescadores, los nadadores y algunos más.
Dicen que la gente no se banca tanto silencio.
Dicen que ellos lo disfrutan.
Dicen que proyectan y hacen balances, que se arrepienten y se congratulan, se cuestionan, preparan sus días mientras corren y conversan sin miedos con ellos mismos.
Dicen que el resto busca excusas para estar siempre acompañado.
Están mal de la cabeza.
Yo los he visto.
Algunos solo caminan... pero un día... cuando nadie los mira, se animan y trotan un poquito.
En unos meses empezarán a transformarse y quedarán tan locos como ellos.
Estiran, se miran, giran, respiran, suspiran y se tiran.
Pican, frenan y vuelven a picar.
Me parece que quieren ganarle a la muerte.
Ellos dicen que quieren ganarle a la vida.
Están completamente locos.

Marciano Durán - Escritor Uruguayo

domingo, febrero 17, 2008

Un cruce, inolvidable


No valen palabras, quizás valgan fotos.. pero como cualquier sensación, no hay palabras que puedan describirla y q logren sentirla tal cual.
El jueves 7 de Febrero nos acercamos al Catedral en Bariloche con un temor enorme, ibamos a correr el cruce de los Andes, una carrera de aventura de 3 días en cordillera, muy hablada entre nosotros, y respetada por muchos otros.
vamos a los detalles...

- 1 er día... LAS DOS TORRES


Arrancamos a las 9 de la mañana, desde la cabecera norte del lago Mascardi. A tranco corto y seguro ibamos acomodandonos en nuestro ritmo junto con todos los otros corredores. Bordeamos una parte del lago nos metimos montaña adentro, con trepadas excelentes y largas y que exigian a las piernas mas de la cuenta. En esos recorridos, apareció GANDALF. Tal cuál!, GANDALF con su bastón recorrió gran parte de la cordillera, y junto a él, corría SAM. Por interminables senderos en cuesta, llegamos a la parte mas alta del recorrido y empezamos a bajar. Bajadas costosas si las hay, nos topamos con una nube negra de polvo y en bajada.
-Uhh!! perate que no veo nada!!! decía Gandalf mientras trataba de dar un siguiente paso en la bajada.
Terminamos de color negro toda la bajada, y nos quedaba un llano de tierra y arroyos. Adelante y casi terminando el recorrido del primer día, estaba esperandonos un río. Uno que se decía llamar Manso pero que de manso no tenía nada, porque estaba tan frío, que parecía que se hubieran clavado cuchillos en las piernas e iba inmobilizando de a pequeños tramos cuando lo tocabas.
- Nooo.. me congelo! me congelo!!...
- Dale no te quedés.. no te quedés que es peor!!..
Salímos del río y no sentíamos las piernas, era impresionante lo helada que estaba el agua!!!
No importa, con mas frío en las piernas continuamos 15' mas y el 1er día ya era nuestro. Teniamos un tercio del cruce en nuestras manos y 33 km recorridos!!!




- 2do día. CON EL FRENO DE MANO

La primera charla técnica luego del 1er recorrido no fue nada alentadora para lo que restaba en el 2do y sobretodo en el 3er y último día. Con un poco de miedo nos tratamos de todas maneras de recuperar del desgaste del primer día, pollo al mediodía y clavamos unas pastas a la noche. Madrugamos. Tipo 5:30 estabamos arriba, entre un desayuno y el quilombo que lleva reempaquetar todo terminamos de armar el bendito container y bajo la linda lluvia que recibimos en toda la madrugada nos quedamos esperando la largada.
Salieron los primeros 50 equipos y a los 4 minutos salía el 2do malón.. ahí estabamos nosotros. Salimos despacio, pensando siempre en guardar para un 3er día, que segun las lenguas y radiopasillo se venía muy pesado.
Los primeros km estuvieron interesantes, bordeando a mi amigo el rio manso corrimos por un senderito muy angosto y luego teníamos que traspasar un camino un tanto "agujereado", muy técnico, si le errabas a los montículos de tierra y cesped, y venías fuerte, era esguinze seguro. Tenemos que destacar, no fue el mejor de los recorridos. En más, gran parte del recorrido se tornó aburrido, porque teníamos que bajar un camino de tierra ancho donde cruzaban autos y camiones.
Ya estamos, ya estamosss!!! gritamos cuando llegamos a cruzar el puente del río manso, 800 mts mas por un bosque y cerrábamos el 2do día, no muy agitado, pero si se sentían las piernas como gritaban. Y si, que querien que hagamos?, estamos en el cruce de los Andess!!, aguanten un día mas... un día un tanto mas intenso.
Segundo día en el bolsillo.. y con 1:49 de reloj cerramos dos tercios del cruce de los Andes.


-3er día. TRATA DE NO MATARTE, X DIO!

Si la charla técnica del 1er campamento no había sido nada alentadora, en la 2da charla no existió la amabilidad desde ningún punto de vista. Secos y directos nos dijeron, "recomendamos a quien no se sienta preparado, A NO REALIZAR EL TERCER CIRCUITO". Lesto!! dijimos, ahora si, estamos al horno! video de la 2da jornada y pastas de por medio para luego irnos a dormir, un día complicado se nos venía y había que disfrazarse de corredor de montaña.
Con un frío que rajaba la tierra nos despertamos a las 5:00 de la matina. Nos tomamos el "desayuno" con un par de tostadas y empezamos a juntar todo para el container, era el último día.. pero habia que llevarse de todo en la mochila puesto que no teníamos una muda de ropa en Bariloche y llegabamos con lo puesto de la carrera..
Con 10 kg de mas en la mochila largamos en la segunda tanda, con mucho frío. El paseo de las nubes era uno de los puntos de la carrera, pero antes había que pasar unos cuantos km montaña adentro, cruzando unos lindos mallines donde el barro nos llegaba a la rodilla. Hubieron caídas pero nada fuera de lo normal, al menos podiamos seguir trotando.
Para algunos corredores con suerte, mientras estaban corriendo sobre el paseo de las nubes se encontraron con la imponente rotura de un deshielo en el tronador. Subimos alrededor de una hora y nos quedaba toda la bajada. Una bajada dura, con partes del camino de piedra que se hacian notar y eran muy peligrosas.

Luego de la bajada nos quedaba un largo tramo x un camino cerrado, muy trabado, con troncos grandes que se cruzaban mallines, pozos de barro, subidas, bajadas, abejas chaqueta amarilla y tábanos. Al cruzar un puesto de control nos comentaron, estan cerca de un río, bordeenlo, que van a llegar a un puente. No se, pero no aparecía nunca el río ese, el camino tipo selva se hizo larguísimo, e incluso se hacia mas largo al ser tan trabado.
Hasta que en un momento, llegamos al río!!!, lo bordeamos, hasta el bendito puente, y habia que tirar 20' mas de trote para llegar a la subida de 3 km y llegar.
Suponemos q fue la emoción, las ganas de llegar o algo por el estilo que nos dejó llegar trotando y casi sin accidentes.
-YA LLEGAN.. VAMOS!!! nos gritaban mientras caminabamos los ultimos 3 km de subida.
-QUINIENTOS METROS!! VAMOS YA LO TIENEN!.. Pero esos quinientos metros eran 500 minutos mas, se hacian interminables..!!!
Hasta que de repente lo vimos de lejos.. EL ARCO!! LA LLEGADA! EL OBJETIVO! NUESTRA META!! y de la galera salieron piernas y fuerza y llegamos trotando y pasamos.
Estabamos reventados, sin duda, pero quien nos quitaba de encima que habiamos corrido el cruce de los Andes!!!!?
Un fuerte abrazo cerró el recorrido y la aventura y mientras tomabamos aire, y tratabamos de relajarnos un poco disfrutabamos de la llegada, de haber cumplido este hermoso desafío.
Con 4:46 hs cerramos el tercer y último día del cruce de los Andes 2008 y podemos decir orgullosamente OBJETIVO LOGRADO!!!.
Solo esperamos que se repita siempre, no este cruce, sino estas aventuras que te hacen vivir y te dan fuerza para seguir adelante, poniendote la adrenalina a mil cuando hablas y contás de ellas.
Excelente organización, ciertos detalles a mejorar pero x sobre todo sobre todo, hermosa carrera!

Nuestra llegada, nuestro objetivo:

viernes, noviembre 09, 2007

martes, agosto 21, 2007